ANDRE MATOS "MENTALIZE"

jueves, 19 de noviembre de 2009




Andre Matos: genio y figura, uno de los nombres más importantes en el Metal a nivel mundial y quizás el más importante a nivel hispano-americano. Un músico de excepción con una carrera prolífica en cuanto a proyectos, producciones y éxitos. Sin duda ¡un grande! Todo eso al margen de las opiniones y gustos personales, porque hay que convenir en que el tipo tiene un talento que es innegable. Andre nos trae ahora su Mentalize, su segundo larga-duración después de aquél grandioso Time to be Free que fuera su gran debut como solista hace dos años. Aquél primer disco en solitario vino a confirmar que lo hecho por bandas como Viper, Angra, Shaman y Virgo en sus primeros años (o en su disco, en el caso de Virgo) no tuvo nada circunstancial, sino que todo obedeció en su momento al genio de Matos.

Hacía rato ya consagrado, con Time to be Free se pensó que Matos simplemente no tenía techo, que cosa que hiciese, ya fuese en un proyecto como banda o en solitario, tenía que ser grandioso, como mínimo. Pero cada disco debe hablar por sí mismo. Una creación artística no debe ser el eco de sus hermanas y hermanos mayores, ni ser reflejo de la historia pasada del artista. Me explico: un autor puede tener un largo historial de grandes discos, pero eso no es garantía de nada, y en efecto, puede crear un disco no tan bueno en algún punto. ¿Es este el caso? Revisemos en detalle cada canción y el disco como un todo para conocer la respuesta.

El álbum comienza con Leading on, un corte cuyo comienzo recuerda en algo al de Ancient winds, del Ritual de Shaman, al menos en esa onda un tanto mística que lo pone a uno muy a la expectativa. Es una muy interesante intro que cumple con el propósito para el cual creo que está allí. Rápidamente hace su aparición la percusión, a la que acto seguido se unen las guitarras con buenos riffs y el teclado de Fábio Ribeiro. Desde ya comienza a notarse el gran trabajo de Eloy Casagrande, alguien de quien yo al menos no tenía más registro que el del disco anterior de Matos, pero que con el transcurrir de esta canción queda clarísimo por qué Andre lo eligió para formar parte de su proyecto. El joven Casagrande, con sólo dieciocho años, muestra que las composiciones de Matos (una cosa no menor) no le quedan grandes, y es obvio, porque el tipo es lo que se llama un virtuoso. La aparición de Matos y su voz es bastante mesurada y sobria, durante el primer verso, de hecho, sorprende que sea tan calmada, en el segundo sube la tonalidad, que creo más cercana a lo que uno esperaba para la apertura del disco. Es un muy buen estribillo con el que cuenta la canción: la voz de Matos, el coro de fondo y las orquestaciones por parte de Ribeiro constituyen un gran momento dentro de la misma. Luego una parte instrumental, bastante progresiva a decir verdad, uno de los sellos de Matos. Un solo de guitarra bastante bueno que luego de paso a un dueto junto con el teclado. El tema cierra repitiendo los versos iníciales y el coro, lo que es rescatable, siendo el coro en sí bastante bueno. Un tema más que bueno, pero quizás alguno de los que vienen más adelante hubiese sido mejor como apertura del disco.

Prosigue la marcha con I will return, uno de los temas más interesantes del disco, por cuanto se desliga del Metal más Power o Progresivo que uno consideraría más típico de Matos y se instala en terrenos propios del AOR o del Hard Rock más melódico. De hecho, les cuento a modo de anécdota: El primer segundo (en realidad es apenas el primer medio segundo) de la canción me recordó de inmediato a Heartbroke and busted de los legendarios Magnum, con ese coro a capella a la usanza de Queen en el comienzo mismo y que de inmediato atrapa. Ni diez segundos han pasado pero uno ya sabe que será un gran tema con seguridad. Y bueno, no decepciona. Uno está tan acostumbrado a oír a Matos desenvolviéndose entre tonos altos propios de un tenor como él, que tiende a olvidarse lo bien que le quedan los tonos medios, tonos que para esta canción son precisos. Nuevamente, gran trabajo de Casagrande y Luis Mariutti en la base rítmica que sirve de apoyo para un pesado riff que da paso a la voz de Matos (con los mencionados tonos medios) y a un suave piano que genera un notable contraste. Otro verso con el regreso de las guitarras prepara el terreno para el coro, que vuelve, esta vez con su correspondiente instrumentalización, sin duda el gran momento de la canción. Luego hay una pequeña parte instrumental que debe señalarse también entre lo destacable, muy variado, con solos de guitarra, orquestaciones y partes en piano. Un final bastante speed cierra esta gran canción. Reitero: ¡gran canción!

La siguiente es Someone else, otra gran canción, al menos en lo instrumental. Tiene un inicio bastante pausado, pero se las arregla para sonar poderosa. La parte vocal es, para decirlo de frentón, ‘latera’. Uno tiene la idea de que se arreglará todo durante el coro, pero tal cosa nunca llega a suceder; a lo más un repunte. Insisto, instrumentalmente es un temón, pero aburre lo plano de la interpretación de Matos, algo realmente malo si consideramos que es el tema más largo del disco. Acá también está presente el piano del que hicimos mención en la canción anterior, lo que le añade la variedad y el brillo que le quita la voz de Andre. Es en realidad, el primer bajón de lo que va disco, aunque para ser justos no podemos decir que el balance sea del todo negativo.

Cuarto corte y ¡por fin! El Power Metal que uno espera de un Andre Matos se hace presente, y de gran manera. Shift the night away (tema que al parecer no se encuentra disponible en todas las versiones de Mentalize) es la real patada en la cabeza que estaba esperando cuando inserté el disco y puse play. Vamos, que las canciones anteriores son buenas, de verdad buenas, pero ninguna llega a prender como una Carry on o una Hold on (que debe estar más fresca en el recuerdo de los fanáticos). No me malentiendan: no quiero decir que los temas de Matos DEBAN seguir fórmulas como las de los temas mencionados, apunto a otra cosa: tanto Leading on, I will return y Someone else (en especial Someone else) carecen de algo, llamémosle a ese algo ‘chispa’, y chispa es lo que le sobra a esta Shift the night away. No deja de sorprenderme al talento de este chico Eloy, que ejecuta de forma magistral lo que le compone Andre, así como lo pulcro que suenan los riffs de Hugo y André Hernandez (por cierto, el nombre de Matos es Andre, el de su compañero André. Sí… ¡qué relevante!). Un comienzo prometedor da paso a una explosión de riffs, doble pedal y una línea de bajo atronadoras. Primeros versos como se debe: una melodía pegajosa cantada con fuerza. El estribillo sigue la fórmula clásica de la canción Power: melodía ganchera con un coro de fondo en tono medio-alto que motiva y prende bastante. Lo mejor en lo que va de disco.

Después de lo anterior convendría hacer una pausa, así que se agradece la inclusión de Back to you en este momento. Siendo honestos, al comienzo del tema uno tiene la idea de que será una de tantas baladas que abundan en el estilo, de esas que nadie recordará dentro de algunos años. Ya saben: esa típica canción totalmente prescindible que está como relleno en el disco. Esto porque esos tonos bajos suenan, de alguna manera, como desganados y sin feeling, como si algo faltara, de nuevo. Afortunadamente es sólo una primera impresión que no dura más allá del primer verso, porque durante el estribillo todo se arregla y deja más que satisfecho. Efectivamente, una balada que si escucha con atención y apertura de mente califica como preciosa. Claro, no será una alegoría a la belleza como sí lo es Fairy Tale (dicho sea de paso: una de las canciones más bellas que he oído en mi vida) por ejemplo, pero cumple, otro buen momento del disco.

Llegamos a la medianía del disco, donde nos encontramos al tema que le da nombre: Mentalize. Cuento corto: ¡Temazo! En lo personal, creo que es una de las mejores canciones que le he oído a Andre Matos. Arranca de forma media expectante (a estas alturas, se me está haciendo familiar aquello), aumentado en fuerza de forma paulatina hasta convertirse en cátedra de cómo hacer Heavy Metal. Esos poderosísimos riffs, esa batería machacando y ese bajo tronando le dan al tema una solidez increíble. La melodía vocal es la precisa, va perfecto con la instrumentalización. Hay que destacar la presencia del teclado, muy propio del género progresivo, lo que hace al tema más entretenido aún. El estribillo es de esos que un concierto cantarías a todo pulmón, lo mismo que al gritar “Mentalize! Mentalize!”. Este podría haber sido perfectamente el tema que abriese el disco: un temazo por donde se le mire.

El séptimo track es The Myriad, uno de los más progresivos de todo el disco. Digamos que la veta progresiva del Metal esa una que se le da bastante bien al Sr. Matos, y eso se hace patente en este tema. Una muy buena canción a decir verdad. No será rápida ni atronadora como Mentalize o Shift the Night Away, pero sus virtudes van por otro lado, en la variedad, principalmente (bueno, siendo un tema progresivo, resulta obvio). Digamos también que los bajistas nunca han sido estrellas (salvo muy contadas ocaciones), y ésta tampoco va a ser la excepción, pero quería detenerme un segundo en resaltar la labor de Luis Mariutti, que no sólo en esta canción, si no que en todo el disco, es impecable. Volviendo al tema: un poco antes de comenzar el tercer tercio (03:04, para los amantes de la exactitud) se incorpora un coro con voces femeninas que me llamó mucho la atención, pues suena genial. Otro momento muy alto en el disco.

Lo siguiente es alucinante. Juro que al oír por primera vez el comienzo de When the Sun Cried Out se me erizó la piel, de alguna manera es espeluznantemente hermoso. Este corte es bastante especial. Después de ese comienzo tan particular viene un pasaje de Power Metal puro, pero que también tiene una particularidad. Creo que esta es la canción más rica en cuanto a orquestaciones hasta el momento; a decir verdad, ese pasaje que menciono suena a Power Metal Sinfónico. Luego tenemos el verso, que es destacable por cuanto sólo consta de un piano y la voz de Andre, y es muy cautivante en cuando a melodía, un momento de tranquilidad que contrasta con el azote del estribillo. Incluye también un puente instrumental en mid-tempo que es notable. Nuevamente el estribillo, que da paso a un cierre en piano tan cautivante como lo del inicio. Las letras en este disco no son uno de los puntos más altos (algo raro si hablamos de Andre Matos), pero en When the Sun Cried Out es distinto, pues merece atención al menos. Una gran, gran canción; mi favorita de todo el álbum, aunque quizás (y sólo quizás) no la mejor.

Prosigue Mirror of me, que es a mi parecer uno de los puntos bajos del disco, la canción más floja, para decir las cosas como son. Siendo franco y lacónico diré que simplemente es aburrida. Lo mejor del tema son las guitarras, muy potentes en los riffs y con buenos solos, pero la verdad no alcanzan a salvar la canción. Podemos decir que no es en ningún caso una genialidad, y que su ausencia se lamentaría poco, completamente prescindible.

Afortunadamente le sigue Violence. Esta debe ser LA canción diferente del disco. Si bien Matos intenta hacer de cada composición algo único en cuanto a sus características, lográndolo en buena medida, creo que éste corte en particular es la que más se destaca por sobre las demás en cuanto a identidad. No es que sea una rareza, para nada, siempre tendrá cabida dentro del Power Metal; sólo me refiero al hecho de que es quizás más identificable que el resto. Pongan atención a los primeros segundos de esta canción: eso es genialidad genuina y pura. ¡Qué momento más inspirado! Les confieso que al terminar de escuchar el disco por primera vez, ese fue EL momento que se repitió en mi cabeza una y otra vez, de eso hablo cuando digo ‘identificable’. Un arreglo de cuerdas que parece sacado de un movimiento lento de alguna sinfonía o sonata propias de los grandes maestros como Haydn o el mismo Beethoven. Sobre eso comienza su andar la batería y la guitarra a medio tiempo, luego un verso en la voz de Andre que es genial, no solo en cuanto a tonalidad sino también en cuanto a letra. Luego una leve aceleración que decanta en un puente muy entretenido, a lo que sigue obviamente el coro, que es uno de los que más me ha gustado en todo el disco. Parte instrumental infaltable: solo de piano (y no teclado, algo que yo agradezco mucho), luego de guitarra, repetición de versos, puente y coro. Finaliza con un fading out de piano: un momento tan notable como el del comienzo. En resumen: otro temazo.

Llegamos así a A Lapse in Time, la otra balada del disco. Si Back to You calificaba como preciosa si se escucha con dedicación, ésta hace lo propio. Eso sí, con la diferencia de que con A Lapse in Time no hay que hacer esfuerzo alguno para que agrade. Es una hermosa balada que se deja escuchar sola, y que en ningún caso tacharía de prescindible. Es una canción muy sencilla en cuanto a los recursos empleados: solo la voz de Andre y su piano, nada de complejidades ni alardes. Es una de esas canciones que de algún modo uno sabe que es más que el deseo de hacer algo bueno, como diría la gente de Asfalto, esto es “más que una intención”. El único pero que uno podría argüir es que es demasiado corta, pero bueno, eso no quita que sea una buena canción.

Nos acercamos ya al final y… ¡Woh! La anterior canción lo relaja a uno demasiado quizás, porque Powerstream casi me descabeza. He ahí una buena estrategia de posicionamiento de las canciones, al menos en la versión que llegó a mis manos. Bueno, el título lo dice todo por sí solo, ¿qué más se puede agregar? Un temón que va a 100 por hora desde el comienzo mismo hasta el final, sin dar respiro. Creo que este tema también podría haber sido un comienzo más feliz para el disco. Es una de esas canción que calzan perfectamente en la definición de Power Metal: velocidad, poder, coros pegadizo, voces en tonos altos, buena vibra en letra y solos portentosos. ¡¿Qué mejor?! De aquellos que en un concierto no puede faltar.

Llegamos al tema de cierre y antes de que empiece a sonar uno se pregunta “¿qué clase de canción será? ¿Otro azote tipo Powerstream? ¿O cerrará con una linda balada?” Nada de eso. Don’t despair es el tema más Hard Rockero del disco, algo que ya se había exhibido con I will return, pero en una variante mucho más melódica. Lo cierto es que este Heavy/Hard Rock se le da muy bien a Matos, lo mismo que el Heavy y el Power propiamente tal, y sabemos que a todo eso le puede añadir pizcas en dosis variadas de Progresivo. Claro, con un tipo que maneja tantos recursos, no siempre puede uno decir una canción es esto, o esto otro. Don’t dispair es un su mayor parte Hard Rock, pero tiene partes bien Heavy y alguno que otro pasaje tirado hacia lo Speed. El comienzo es bastante ganchero, con guitarras que le hacen a uno mover la cabeza al instante, un coro en la misma onda, y con solos geniales. Una gran canción indudablemente, y creo que constituye una buena forma de cerrar la larga lista.

Mentalizer es sin lugar a dudas un buen disco, eso nadie lo puede discutir, así mismo como la calidad de Matos como compositor. Ahora bien, teniendo esa misma idea en la cabeza uno puede hacer algunas críticas a este segundo larga duración, porque luego de ese genial primer lanzamiento, uno (al menos yo) esperaba un disco prácticamente perfecto. Consignemos entonces una cosa: Mentalizer es un buen disco, incluso un gran disco si se quiere, claro que sí, pero no es ese disco que yo estaba esperando. Pero déjenme decir que también me doy cuenta de su valor, especialmente al compararlo con las últimas obras de bandas insignes, y vaya que es superior. Es un disco donde abundan las buenas canciones, es más, hay cuatro o cinco TEMAZOS, pero hay que reconocer que algunas canciones carecen de algo. Un buen disco que pudo ser glorioso.

No, no me olvido de lo que escribí al comienzo de este review: “cada disco debe hablar por sí mismo”. Y con esa premisa en mente oí este disco por completo cinco veces para poder hacer un análisis completo y objetivo, sin tener en cuenta lo anteriormente hecho por Matos, y permítanme confesar que no fue fácil. Como ya he dicho claramente, este es un gran disco, pero su grandeza reside en una infinidad de detalles que pueden pasar inadvertidos a la primera pasada. Después de esa primera escucha a mí me pareció algo decepcionante, para ser honesto, probablemente porque tenía muy en mente lo que fue Time to be Free, o quizás porque de verdad hay temas que cuesta más escuchar y encontrarles lo genial. Pero hay que escuchar cada tema por lo que es, y así el balance final es más que positivo, porque cada canción tiene lo suyo, unas más que otras, es cierto, pero en conjunto conforman un gran disco.

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